
En mayo 2008 tenia un proyecto en mente: escalar The Rainbow of Recalcitrance (E6 6b), una vía increíble de dos largos, abierta en 1984, situada en la zona de Slate, al norte del País de Gales. Para que nos entendamos, se trata de una especie de 7b+ con secciones bastante comprometidas y que los locales describían como una escalada de adherencia en roca sin adherencia.
El equipo lo formamos Jordi Esteve y yo, mientras que Dani Santacatalina tomaría fotografías.
Empecé escalando a pleno sol, un gran error para afrontar una vía de adherencia, pero conseguí superar la primera sección de la vía que es una micro fisura no muy difícil de asegurar. Acabada la fisura había que superar unos 8 metros en runout (sin protección), dónde se encontraban los movimientos mas duros. Lo intenté, pero me resbalaron los pies y me caí unos 10 metros, sin consecuencias.
Descansé un buen rato y le di una segunda oportunidad, con la ilusión que el punto donde me había caído estaba cerca del final de las dificultades máximas. Pero no fue así, aún quedaban metros.
Al cabo de un rato me encontraba bloqueado demasiado lejos del último seguro y cualquier cosa que intentara hacer suponía un grave peligro para mi integridad física. Continuar era muy difícil, destrepar imposible y quedarme quieto tampoco era buena idea, ya que los pies me resbalaban por momentos. Notaba fuertes ardores en el estómago y mucha presión psicológica, consciente que mi destino en caso de caída podía ser el suelo.
Pero en el último momento pensé: hagas lo que hagas va a ser peligroso, aquí quieto no vas a aguantar mucho rato y si intentas subir atacado de los nervios te vas a caer. Olvídate de a dónde estás y actúa como si hicieras unos pasos de bloque al lado del suelo. Lo hice y salió bien. Luego me prometí a mí mismo que intentaría no volver a meterme en una situación parecida.
Aprendí dos cosas: una es que la mente, en caso de situación extrema, es capaz de hacer un reset y actuar de la mejor forma para asegurar la supervivencia. Otra es que el momento de gloria que tienes después de hacer una via de estas características no compensa por el peligro al que te expones.



Fotos: Dani Santacatalina