
En agosto de 2001 formamos un equipo de dos cordadas para escalar la vía Directa Americana, ubicada en la pared oeste del Petit Dru, en los Alpes Franceses.
Después de un largo día de escalada vivaqueamos en una pequeña repisa situada en la reunión veintinueve y el día siguiente escalamos cinco largos más hasta una brecha, donde empezamos el descenso por la cara sur.
La bajada del Petit Dru no es fácil ya que se trata de un pico muy afilado con grandes paredes de roca en casi todas sus orientaciones. Esto requiere tener que hacer unos veinte rápeles y también algunas destrepadas algo peligrosas.
Como para aquel entonces íbamos con cuerdas de sesenta metros, empezamos a apurar la longitud de los rápeles para ganar tiempo, pero en uno de ellos, al recuperar la cuerda, ésta se enganchó en una laja. Intentamos recuperarla tirando una y otra vez, pero fue imposible. Al final Ferran tuvo que subir a desenganchar-la. Como había un tramo de pared muy vertical, Ferran ascendió por la cuerda enganchada y se aseguró adicionalmente con otra cuerda sobrante, metiendo seguros como si escalase de primero. Esto habría evitado un accidente grave en caso que la cuerda del rápel se hubiera soltado en algún momento. Cuando Ferran llegó al enganche, la camisa de la cuerda se había rasgado completamente y la tuvimos que cortar.
El resumen de la maniobra fue: más de una hora de pérdida de tiempo y tener que cortar diez metros de cuerda por aplicar una táctica que paradójicamente buscaba ganar tiempo.
¿Por qué hay que evitar los rápeles demasiado largos?
Recuperando una cuerda doble en un rápel se nos puede enganchar en cualquier sitio, pero si haces rápeles demasiado largos tienes más números de tener complicaciones. Básicamente ocurre lo siguiente:
- Al tener más metros de cuerda desplegada es más fácil que cuando ésta se cae se formen grandes bucles susceptibles a engancharse en un bloque, en una laja o en una fisura.
- Si la cuerda se engancha, el chicle de una cuerda estirada en toda su longitud impide poder realizar latigazos eficientes para sacarla de su enganche.
- Tener que subir una altura considerable a desenganchar una cuerda es una maniobra complicada y puede ser peligrosa, más aún si el terreno es difícil para realizar una ascensión.
- Llegar al final de las cuerdas tiene el peligro de salirnos del sistema si no hacemos nudos de seguridad en los cabos inferiores. Y hacer nudos aumenta la posibilidad que las cuerdas se enganchen en alguna grieta.
En el descenso del Petit Dru éramos dos cordadas y teníamos cuerdas de sobras para realizar un aseguramiento adicional para subir a desenganchar. Esto no siempre es así y en según qué situación te puedes quedar muy vendido.
Como dice el dicho, vísteme despacio, que tengo prisa.
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